Obra de Salman Toor (1983)
Septiembre
Querido lector, a pesar del esperpento, espero que hayas pasado un buen verano. Septiembre es un buen momento para mirar atrás y sacar la paleta de colores con el propósito de pintar tus vacaciones (aquí tienes suficientes herramientas para ponerte a escribir). Quizá hayas vuelto a la rutina y recuerdas las vacaciones con cierta nostalgia, desde tu puesto de trabajo. Es posible también que el año empiece ahora para ti y se avecinen tiempos de cambio, nuevas ilusiones en alza. De cualquier manera, es un mes de retorno, la gente vuelve a sus hogares y las terrazas se llenan de gente. Se respira una especie de alegría en el ambiente, a causa de los reencuentros. Es, sin duda, uno de los mejores meses para disfrutar de la ciudad en manga corta pero sin las temperaturas asfixiantes de las pasadas semanas.
Por mi parte, he vuelto a mi apartamento de Granada y todo está en el mismo sitio en el que lo dejé. Sin embargo, por lo que sea, yo ya no soy exactamente la misma persona. La primera película, la primera canción, el primer poema que leo ahora me parecen de verdad las primeras veces. Vuelvo a ocupar los mismos espacios, con otra cara. Valoro la compañía de siempre como un adolescente (el amor es una planta que uno no debe dejar de regar). Salgo a mi balcón a fumar y los turistas me saludan desde el autobús como si fuera un verdadero indígena. Llevo muchos años viviendo en esta ciudad y todo me resulta nuevo, otra vez. Me alegra pertenecer, una vez más, al decorado de la ciudad más bonita del mundo. Desde mi ventana, aguardo la lluvia con esta sesión de lectura creativa. Para crear el ambiente propicio, comencemos por sintonizar la radio. Más allá del calor y el mar, quiero contarte ahora mi otro verano…
Una canción
‘September Song’ (1959) - Chet Baker
1. Tensión y sentido: Una introducción a la poesía contemporánea
Dice el poeta argentino Mariano Peyrou que se necesita afrontar una enorme incertidumbre para enfrentarse a la tarea de interpretar un poema: «Es como una exploración de ciertos territorios informes pero perceptibles. Conocerlos, aunque sea un poco, puede modificar nuestra manera de estar en el mundo». Aprovecho para compartir su poema ‘Autorretrato’, con el que (de alguna manera) se presenta a sí mismo:
«El mejor autorretrato que conozco es de un / pintor que mira un huevo y pinta un ave. Hay / gente cuyo mejor autorretrato está en sus / uñas. Hace diez años creía que mi mejor / autorretrato sería al fin un beso durante el que se / piensa en el futuro para que vuelen juntos / los sabores. Toda magia es ingenua. Toda / palabra es mágica. Hace cinco años pinté mi / mejor autorretrato: un corazón y un / cuerpo que late dentro de él y lo alimenta. Hace diez / minutos comencé un poema / pensando que en toda palabra late un deseo / de silencio, una conciencia de esterilidad. / Cómo me arriesgo a quedar como un imbécil. / Todo autorretrato implica un riesgo semejante. / Los sueños se suicidan con somníferos».
Llegué a este libro en el mes de junio, gracias a una recomendación de Twitter, y su lectura me atrapó en seguida. Su intención es la de acercarnos verdaderamente a la lectura poética (de textos a partir del siglo XIX) y no alejarnos de ella (como consiguen la mayoría de ensayos académicos, al enredar más aquello que ya de por sí resulta complejo). Parte, desde el principio, con el propósito de romper ese ideal inalcanzable del género que supone el mayor obstáculo para aquellos lectores poco habituados a los versos.
Con ese fin propone la noción de ‘apertura del sentido’ que caracteriza a la poesía contemporánea. No hay un sentido (transmisión de información concreta) sino una tensión que se provoca en la lectura de un poema. Los poetas apelan a la subjetividad del lector. Se acerca a una idea de Borges: cada vez que leemos o escribimos un nuevo poema, nos acercamos un poco más a nuestra propia definición imposible de la poesía pero nunca lo conseguimos del todo. No hay una interpretación única sino que las lecturas varían, según quién las realiza y en qué momento vital se enfrenta uno a ellas.
Me parece una buena referencia para aquellos profesores que se propongan el reto de enseñar poesía y para aquellos que deseen encontrar respuestas didácticas a esa tensión. En este libro se tratan cuestiones como la imagen, la yuxtaposición, la ironía o la repetición. Y como en los mejores ensayos, nos empuja constantemente hacia otras lecturas: a otros ensayos y poemas que sirven de argumento para la reflexión. ¡Muy recomendable!
Autor: Mariano Peyrou
Editorial: Taurus
Cita: «No me parece que haya que tratar de acercar la poesía al público haciéndola más simple y degustable, sino acercar el público a la poesía, con toda su complejidad. Ése es el principal objetivo de este libro».
2. Roma soy yo: La verdadera historia de Julio César
Empecé a leer este libro en el mes de julio, cuando acabé la serie de televisión ‘Roma’, de HBO. Necesitaba metadona para afrontar el mono de ese precipitado final que te deja con ganas de más. Esta serie me saciaba la curiosidad respecto a ese mundo mitológico tan fascinante: el final de la República romana y los inicios del Imperio. Esta producción nos cuenta la llegada al poder de Julio César y la tragedia de su muerte, que tan bien nos cuenta Shakespeare: «Los cobardes mueren muchas veces antes de su muerte; los valientes sólo saborean la muerte una vez».
¿Quién era ese hombre que cambió para siempre el curso de la Historia? Quería saber más sobre él y conocer las causas que propiciaron ese carisma irrepetible. Entonces encontré esta novela de Santiago Posteguillo, la más vendida del año. La trama, de lenguaje sencillo y casi televisivo (debido a su frenético desarrollo y los numerosos saltos espaciales y temporales), nos presenta el juicio con el que se hizo famoso Cayo Julio César contra el violento senador Dolabela (por corrupción generalizada). Así conocemos sus orígenes y cómo aprenderá de su tío Cayo Mario (siete veces cónsul) todo lo que necesita para llevar a cabo su pulso a las élites de la Roma clásica. A lo largo de los capítulos conocemos las causas que propician el juicio y su resolución, las dificultades que enfrenta el joven y los aprendizajes que le convirtieron en mito.
Esta es la primera entrega de 6 libros que se ha propuesto escribir Santiago Posteguillo. La segunda parte, ‘Maldita Roma’, se publicará el próximo 14 de noviembre. Si te interesa la figura de César…¡tienes que leer este libro! Sus 752 páginas se hacen cortas y sacia la curiosidad histórica, a la vez que entretiene: hay conflictos, conspiraciones, batallas e incluso una preciosa historia de amor. Como tantas novelas de iniciación, sobre todo, nos deja numerosas enseñanzas y en este caso un magnífico monólogo final.
Autor: Santiago Posteguillo
Editorial: B de Bolsillo
Cita: «Recordó, de pronto, más palabras de su tío, un consejo especial que le dio aquel día en una taberna junto al Tíber, cuando les narró a él y a Labieno la batalla de Aquae Sextiae. Las tenía grabadas como cinceladas en piedra, en lo más hondo de su corazón: “Y no importa que te insulten. Puedes fingirte cobarde y no serlo, puedes fingirte torpe y no serlo. Lo único importante es la victoria final. Da igual que te llamen cobarde. No entres en combate hasta que creas que puedes ganar. Luego, pasado el tiempo, sólo se recuerda eso: al ganador. Todo lo que pasó antes queda borrado. Recuérdalo, muchacho, y no vuelvas a pelear si no puedes ganar”».
3. La insoportable levedad del ser
El pasado 12 de julio, escribía el escritor Agustín Fernández Mallo en Twitter: «Que #Kundera haya muerto sin el Nobel es un escándalo. DEP». El día de antes moría el famoso novelista checo en París, a los 94 años. Como suele ocurrir en estos casos, el escritor muere y, de repente, todos acudimos como posesos a leer sus libros. Me sonrojé con cada uno de esos elogios que pude leer o escuchar en los medios de comunicación, pues no había leído ni sola página de todas esas maravillosas novelas que presuntamente todo el mundo había devorado con tremenda devoción. De esta manera, empecé su novela más famosa en el mes julio con mucha curiosidad.
Al inicio de este texto ya se evidencia la maquinaria que propone el autor: una mezcla de ensayo filosófico y ficción literaria. La ruptura de fronteras entre los géneros literarios es uno de los pilares de la ‘posmodernidad’: esa corriente de pensamiento que se generó tras el derrumbe de las ideologías totalitarias, tras la Segunda Guerra Mundial. No es casualidad que, aparte de su labor como novelista, los ensayos de Kundera tengan buena fama en el ámbito académico (el profesor de la Universidad de Granada, Jose Manuel Ruiz, recomienda en Twitter ‘El arte de la novela’ y ‘Los testamentos traicionados’). En la actualidad, la técnica también híbrida del ‘autoensayo’ (autobiografía y ensayo) ha llevado a la autora Annie Ernaux a alzarse con el Premio Nobel de Literatura. Tras esta lectura, no me cabe ninguna duda del papel del checo en la evolución de esta experimentación literaria.
La columna vertebral de la trama se sustenta en la relación amorosa entre Tomás y Teresa, a partir de la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968. Mientras ella se entrega por completo a su relación, para él «hacer el amor con una mujer y dormir con una mujer son dos pasiones no sólo distintas sino casi contradictorias». Por lo tanto, el contraste entre la vida cotidiana de un amor platónico en pareja y las aventuras sexuales al margen de esta relación, ponen en funcionamiento los juegos de poder que rodean normalmente a las relaciones humanas. El autor utiliza la narración como argumento perfecto para sus reflexiones filosóficas, a través de los conceptos de levedad y de peso que funcionan como leitmotiv a lo largo del texto de manera intercambiable.
El éxito editorial de una novela de significados profundos (más de un millón de ejemplares vendidos) se debe a sus numerosas y posibles lecturas. El autor checo combina con una llamativa sencillez el desarrollo de la historia, con los aprendizajes que resultan de ella. En todas las decisiones tomadas se respira un aire existencialista, como ocurre en la serie de televisión ‘A dos metros bajo tierra’ de HBO. La especulación metafísica se mueve con los personajes y la digresión siempre se produce de manera orgánica, no como ocurre en numerosas novelas que pretenden este efecto: el autor nunca se olvida del devenir de sus protagonistas y la lectura no pierde su ritmo en ningún momento.
Además, la crítica política al régimen comunista me recuerda a la película ‘La vida de los otros’, puesto que uno de sus protagonistas ve caer en picado su libertad y su carrera profesional a causa de una firma. Esta situación no le resulta ajena al propio Milan Kundera, quien se vio obligado a exiliarse en Francia para evitar la persecución y la censura. Es una gran novela que abraza a un abanico muy grande de lectores, aquellos que disfrutan al extraer la potente carga filosófica de cada uno de sus pasajes y los que se nutren de historias vivas y llenas de conflictos (internos y externos). La disfruté muchísimo y, además de haber saciado mi curiosidad, ahora yo también puedo sumarme a los elogios del muerto.
Autor: Milan Kundera
Editorial: Maxi-Tusquets
Cita: «¿Pero es de verdad terrible el peso y maravillosa la levedad?
La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuando más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será.
Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes.
Entonces, ¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?
[…] Parménides respondió: la levedad es positiva, el peso es negativo.
¿Tenía razón o no? Es una incógnita. Sólo una cosa es segura: la contradicción entre peso y levedad es la más misteriosa y equívoca de todas las contradicciones».
4. El Señor de los Anillos
Va a sonar muy fuerte (o muy friki) lo que voy a decir pero mi auténtica Biblia es ‘El Señor de los Anillos’, desde que tengo 10 años. Me explico: como español, mi educación es receptora de toda una tradición católica (que se remonta en los siglos) de la que no soy inmune, pero no he recibido una instrucción concreta respecto a la práctica de la religión. A causa de ello me interesa de veras reflexionar sobre la existencia de Dios y del origen de la vida desde que soy un niño, pero no soy creyente ni tampoco un gran conocedor de los textos bíblicos. Acudo así a las escenas de la obra de Tolkien de forma constante y sin proponérmelo, como si fueran parábolas bíblicas con sumo valor práctico en distintos momentos de la vida. J. R. R. Tolkien fue un católico devoto desde la niñez, así que no me alejo demasiado de la tradición occidental. Reconozco así haber aprendido mucho, gracias a estos libros, respecto a algunos aspectos como: la imaginación, la amistad, la valentía, el deber como ser humano, la convivencia entre culturas y el amor por las palabras y la naturaleza (entre otras muchas cuestiones). Tras quedar asombrado por la primera película, con apenas 9 años, le pedí a mis padres que me compraran todos los libros y aquí estoy a mis 31 años retomando su lectura.
En julio volví a ver la trilogía de Peter Jackson. Acudo a estas películas para encontrar energías en momentos de estrés. Los más modernos llaman a este tipo de películas ahora confort movies, en cuanto a que nos trasladan de nuevo al territorio de la niñez o a la zona de confort donde nos sentimos más a salvo. Por esta razón, cuando acabó el metraje de ‘El Retorno del Rey’ quise quedarme un rato más en la Tierra Media y abrí ‘La Comunidad del Anillo’ por el principio, casi como un acto reflejo. Permanecí allí, con mucho placer, durante las dos primeras semanas de agosto. He releído capítulos concretos durante años e incluso escribí un ensayo titulado ‘La representación del Bien y el Mal en El Señor de los Anillos’ en los años de universidad, gracias a unas cervezas que me tomé con el profesor Eduardo Segura (si alguien está interesado, se lo puedo facilitar con mucho gusto). Sin embargo, no había leído la trilogía de forma lineal desde que era un niño. Un trabajo que hace dos décadas me llevó meses de lectura, ahora me ha durado un parpadeo. De esta revisión quiero ahora comentarte ciertos aspectos que considero relevantes.
En primer lugar, quiero desmontar el falso mito de libros densos y de ardua lectura. Es cierto que la trama tiene lugar en un mundo secundario (inventado por Tolkien) y que el uso de la descripción es necesario para cartografiar el terreno de su imaginación, pero las novelas no pierden el ritmo que uno podría esperar. El conflicto es constante en la existencia de unos personajes que se debaten sobre qué hacer respecto al tiempo que se les ha dado, en unas circunstancias tan desfavorables como son las que enfrentan. La Sombra crece, el descubrimiento del Anillo pone en peligro todo aquello que aman de esa buena tierra y aún así deciden agarrarse al pequeño hilo de esperanza que les queda. En todo momento se repasan las opciones que tienen cada uno de los personajes y el lector es partícipe de la toma de decisiones como si de una novela de detectives se tratase. La guerra es un aspecto importante en estos libros, por lo tanto la elaboración de una estrategia resulta muy didáctica para salvar la confusión que tanto sustantivo en lengua élfica pueda causar.
En segundo lugar, me ha llamado la atención la presencia constante de la poesía a lo largo de las páginas. Los personajes recorren tierras desconocidas y para entender las historias que las preceden, el género poético adquiere su valor más tradicional: se cuentan leyendas de manera oral, en forma de verso y al cobijo de una hoguera, con las que se hacen una idea del mundo que pisan. Incluso Aragorn y Bilbo mantienen una estrecha relación a causa del gusto compartido por formar versos (lo que no vemos en las películas). El amor por la palabra es una de las enseñanzas de estas novelas de fantasía. Cada raza tiene su lengua propia (creada por Tolkien), su manera de expresar lo bello y de temer aquello que les oscurece el corazón. Además de su tradición poética. Solamente los orcos no cultivan estos aspectos pero aún así tienen su particular forma de expresarse y las diferencias entre ellos las entendemos a través del uso del verbo.
En tercer lugar, es obvia la lectura ecologista que cualquier lector del siglo XXI puede realizar sobre la obra de Tolkien. Como hemos dicho, la Sombra de la producción en masa avanza, los volcanes que sirven de chimeneas industriales y la falta de respeto a todo lo que crece. El Señor Oscuro no tiene capacidad parar crear por sí mismo sino para deformar lo ya existente. La preservación de la naturaleza pone así de acuerdo a todas las especies que sienten un profundo arraigo a la belleza de los árboles y de la luz del sol. Ponen así sus diferencias a un lado para luchar hombro con hombro por salvaguardar un mundo que aman profundamente, la tierra de sus ancestros que habitaron allí antes que ellos. El ser más antiguo de la Tierra Media es un árbol que habla y convence a un bosque entero para que tome parte decisiva en la batalla.
Creo que se pueden aplicar las enseñanzas de estos libros en la vida real y ojalá los futuros lectores de esta magnífica obra puedan ver más allá de los aspectos más visuales respecto al valor en la batalla. El poder creador en la Tierra Media se mantiene a través de la luz que irradian los árboles ancestrales que nacieron del canto de una diosa (recomiendo la lectura de ‘El Silmarilion’ que funciona como el Génesis de esta mitología). La creación de los Anillos solo fue un intento desacertado por alargar de manera artificial ese encanto primigenio. ‘El Señor de los Anillos’ narra la última etapa de convivencia entre hombres y seres fantásticos. A partir de la última página se le propone al lector imaginar qué puede hacer con el tiempo que se le ha dado en esta buena tierra, para estar a la altura de esa magia inicial.
Autor: J. R. R. Tolkien
Editorial: Minotauro
Cita: «Y Gandalf dijo:
–He aquí tu reino, y el corazón del reino más grande de los tiempos futuros. La Tercera Edad del Mundo ha terminado y se ha iniciado una nueva; y a ti te toca ordenar los comienzos y preservar todo cuanto sea posible. Pues aunque muchas cosas se han salvado, muchas otras habrán de perecer; también el Poder de los Tres Anillos ha terminado. Y en todas las tierras que aquí ves, y en las de alrededor, habitarán los Hombres. Pues se acercan los tiempos de la Dominación de los Hombres, y la Antigua Estirpe tendrá que partir o desaparecer.
–Eso lo sé muy bien, querido amigo –dijo Aragorn–, pero todavía necesito tu consejo.
–No por mucho tiempo ya –dijo Gandalf–. Mi tiempo era la Tercera Edad. Yo era el Enemigo de Sauron; y mi tarea ha concluido. Pronto habré de partir. En adelante, el peso recaerá sobre ti y los tuyos.
[…]
–¿Cuándo veré la señal de que algún día cambiarán las cosas?
–Aparta la mirada del mundo verde, y vuélvela hacia todo cuanto perece yermo y frío –dijo Gandalf.
Y Aragorn volvió la cabeza, y vio a sus espaldas una pendiente rocosa que descendía desde la orilla de la nieve; y mientras advirtió que algo crecía en medio del desierto; y bajó hasta allí, y vio que en el borde mismo de la nieve despuntaba el retoño de un árbol de apenas tres pies de altura. Ya tenía hojas jóvenes largas y delicadas, oscuras en la faz, plateadas en el dorso, y la copa esbelta estaba coronada por un pequeño racimo de flores, cuyos pétalos blancos resplandecían como la nieve al sol».
En sus diarios, Sylvia Plath le pide a Dios tiempo que perder, para escribir y para leer. En este verano he podido abrazar a mi amor entre las ruinas del Teatro Romano de Cartagena, he pasado tiempo de calidad con mis padres, me he cruzado con los flamencos de los arenales de las Salinas de San Pedro del Pinatar que te llevan directo hacia la playa de la Llana, me he reencontrado con seres muy queridos e incluso he podido acompañar a un buen amigo en su boda. Si has disfrutado de estas vacaciones para leer, agradeceré que me lo cuentes en los comentarios. El otro verano sigue con más lecturas en la próxima entrada. Parece que por fin empieza a llover. ¡Nos leemos!